171210 / Laura Almodóvar
El precio de la verdad (Shattered Glass) narra la historia verídica de Stepehn Glass, redactor de la prestigiosa revista de actualidad y política The New Republic, así como articulista en George, Rolling Stone o Harper's.
Glass, fue considerado uno de los periodistas jóvenes más preciado de Washington, pero su carrera se vio truncada al salir a la luz que su artículo bajo el título de “Hack Heayen”, “El paraíso del hacker”, era pura invención. En dicho artículo describía el caso de un pirata informático menor de edad que logró extorsionar a una conocida compañía de software.
Simultáneamente, Adam Penenberg, periodista de la revista Forbes, especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, descubrió que la empresa Jukt Micronics, nombrada por Glass en su artículo, no existía. Tras esto, Charles Lane, nombrado director de The New Republic recientemente, no tuvo más remedio que despedir a Stephen Glass.A pesar de ello, días después se desveló que Glass se inventó la totalidad o parte de los hechos plasmados en 27 de los 41 artículos que escribió para The New Republic.
Casos de “artículos artificiales” como éste, lamentablemente no son novedades para la prensa mundial. Estos periodistas, si es que se les puede llamar así, muchas veces han recogido premios Pulitzer y algún que otro Nobel, con una imaginación digna de escritores de libros de ficción que de artículos periodísticos.
Un caso a destacar fue el ocurrido en la revista Time con el caso Wen Ho Leea, científico acusado de espionaje y absuelto por la justicia, donde el que el juez que llevaba el caso condenó a cinco periodistas a pagar diariamente una multa de quinientos dólares hasta el momento en que revelasen las fuentes de sus reportajes.Por otra parte, tras el escándalo de Jason Blair, quien en 2003 inventó testigos y falsificó declaraciones en sus reportajes para The New York Times, The Washington Post decidió establecer ciertas normas para el uso de testimonios y fuentes confidenciales en sus páginas. Dichas reglas son las siguientes, en palabras del propio periódico:- Si el reportero quisiera utilizar una fuente confidencial, su identidad deberá ser conocida al menos por el editor.
- Todas las declaraciones deben transcribirse tal y como fueron recogidas por los reporteros.- Las informaciones sin atribución de fuente, pero con algún tipo de identificación, pueden usarse siempre y cuando se respete la regla 2. Ejemplo: “Un funcionario de la Casa Blanca dijo…”
- Las entrevistas en off, en las que la fuente no esté de alguna forma indicada, nunca serán publicadas. Se recomienda al reportero que no se vea implicado en este tipo de conversaciones.
Laura Almodóvar
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